LA NARRATIVA DE PIGLIA ES UNA REFLEXIÓN SOBRE LA CRÍTICA LITERARIA EN ARGENTINA: GARABANO.

Por Enrique Hidalgo Mellanes

La Dra. Sandra Garabano es una especialista en narrativa latinoamericana y literatura argentina. Recientemente la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez le editó el estudio  Reescribiendo la nación: la narrativa de Ricardo Piglia. Ha escrito artículos sobre Matilde Sánchez, Pedro Lemebel y Diamela Eltit, en revistas como Chasqui y Hispanoamérica. Su investigación actual se internaliza en las relaciones entre la literatura, el género y la modernización en los años de transición de la dictadura a la democracia en Chile. La Dra. Garabano imparte cursos sobre la teoría literaria, la novela argentina y la literatura latina del siglo XIX americano. Desde Chiapas concede la siguiente entrevista.

En el sureste de México, pocos narradores e investigadores conocen la obra de Piglia. Usted nació en Argentina. Desde su práctica académica, ¿qué significa para usted la obra de Ricardo Piglia? ¿Por qué lo eligió?
Lo que me interesaba de Piglia en el momento que decido escribir sobre él es que sus novelas, además de contarnos una historia, presentan  una reflexión sobre la tradición, la crítica literaria y la política. En ese sentido continua la tradición iniciada por Macedonio Fernández y Borges entre otros, que asocia la ficción a la creación de un vasto mundo intelectual en el que se indaga sobre la naturaleza del lenguaje, la experiencia de la lectura, los modos de apropiación de la literatura, la relación entre vida y literatura. Además me interesaban las lecturas inesperadas que hace Piglia de la tradición Argentina, lecturas que abren el pasado y la tradición a nuevas interpretaciones, sus libros nos plantean la pregunta: ¿Qué hubiera pasado si..? y en ese sentido convierte a la literatura en un laboratorio de lo posible como decía Bloch.

En su libro alude constantemente a la tradición. Nuestros países tienen diferencias culturales ¿Cómo entiende usted la tradición literaria argentina? ¿Que es la nación?
En primer lugar habría que decir que la obra de Piglia, sobre todo su lectura de Roberto Artl, abre la tradición literaria argentina a nuevas interpretaciones, sus novelas intervienen directamente sobre esa tradición. Hay una lectura de Artl y de Borges  anterior y posterior a Respiración artificial. Existe una tradición literaria argentina que desde Sarmiento a Victoria Ocampo ha buscado autorizar su escritura en la cita del “gran texto europeo”, Piglia a través de su obra desarticula esa tradición y crea una tradición alternativa hecha de personajes que en su mayoría están al margen de la ley. De este modo, pone en evidencia el carácter selectivo de toda tradición nacional, la tradición como la nación son presentados en su obra construcciones culturales. 

Usted  realizó un amplio recorrido a la obra de Piglia. Supongo que tiene usted alguna preferencia en la obra de Piglia ¿Qué libro de él le agrada más?
Cuando escribí mi tesis doctoral, me deslumbrό Respiración artificial, debo reconocer que todavía no he leído Blanco nocturno, la novela que acaba de salir, pero me gustaría releer algunos cuentos de “La invasión”.


Tengo otra duda. ¿Cuál es el camino o las formas para crear que tenía Piglia?
Mas allá de las estrategias narrativas de cada novela en particular creo que en Piglia la escritura está fuertemente ligada a la lectura, hacia ahí apunta su libro El último lector, el escritor como lector, como el que lee en situaciones límites, en ese sentido creo que Piglia es la antítesis del escritor que responde a la inspiración romántica

En el 2003 se publicó el libro Reescribiendo la nación. La narrativa de Ricardo Piglia. Supongo que es su tesis doctoral. ¿Qué le agregaría, que actualizaría de su libro?
Qué difícil,  desde la publicación del libro, Piglia ha publicado, si mal no recuerdo, El último lector y Blanco nocturno, por momentos pienso, debería revisar esos textos,  aparece el fantasma de la lectura incompleta, la ansiedad de la lectura total, pero eso sería  traicionar el proyecto de Piglia que nos dice que toda lectura siempre es acotada.