MI LIBRO ES UNA ESPECIE DE EXORCISMO DE PENSAMIENTOS OBSESIVOS: VÍCTOR QUINTAS

Por Enrique Hidalgo Mellanesmellanes509@hotmail.com


El 6 de septiembre de 2010, a las seis de la tarde se presenta el libro “Últimas anotaciones”, de Víctor Quintas, en el Centro Cultural de Chiapas “Jaime Sabines” como parte de la Novena Feria del Libro Infantil y Juvenil de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas organizado por el Coneculta Chiapas. Este primer libro del narrador oaxaqueño Quintas fue editado por Fondo Editorial Tierra Adentro, del Conaculta. Esta es una breve charla.

Antes de ser escritor es usted lector. ¿Qué tipo de lecturas y qué escritores lee?
Sí, y como lector puedo decir que mis lecturas son variadas, provienen del encuentro fortuito con los libros como también del seguimiento a la obra de autores que me interesan, lo cual sólo aclara mi vasta ignorancia.
Me gusta llevar cierto balance entre la narrativa, la poesía y el ensayo, aunque por lo general gana la narrativa. Además, están los libros de antropología, la licenciatura que actualmente curso en la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca. También soy un seguidor de la novela policiaca.
Últimamente he leído a Patricio Pron, escritor argentino, cuyo libro de cuentos El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan me pareció extraordinario. Y Acabo de terminar de leer Los hombres duros no bailan de Norman Mailer, novela psicológica tan excelente que hay un punto en el dudas de tu propia cordura, es de una gran pericia narrativa.

¿Cuáles son las técnicas narrativas que le interesa analizar y abordar?
No analizo todos los pormenores técnicos y argumentales antes de sentarme a escribir. Me gusta la teoría y crítica literaria, es necesario conocerlas al menos básicamente, pero no escribo un cuento diciéndome lo haré en estilo indirecto libre o estilo directo. No. El cuento busca la voz que lo narre. Y además, todavía falta la corrección. Escribir es un viaje sin hora de llegada.
Cuando escribí los textos que componen Últimas anotaciones, la pregunta del cómo debo contar algo, es decir, la voz del narrador, me era de un origen casi misterioso. Me saltaba de repente la frase y entonces la escribía, la borraba, hasta que finalmente la veía tal como debía ser. He cambiado, y aunque sigo creyendo en la espontaneidad, ahora también busco construir la voz del narrador, indagar en el personaje, ya no sólo quedarme en su circunstancia.


Usted convive con escritores ¿A quiénes admira? ¿Qué le recuerdan?
Convivo con pocos escritores y en su mayoría son de mi edad. En general un escritor es admirable por lo que escribió y tal vez algunos aspectos de su personalidad. No más. Pienso que la admiración total es para las personas muertas. Un escritor vivo es impredecible, arma una vida privada y secreta que probablemente no cause simpatía al que se asome a ella. Ni tiene por qué hacerlo. Admiro la valentía para enfrentarse a uno mismo y escribirlo.

Percibo que su libro “Últimas anotaciones” son escenarios narrativas están ubicados en Oaxaca. ¿Por qué? ¿Está arraigado a lo que llaman la raíz de la costumbre? ¿Qué otras narraciones tienen como escenario a Oaxaca? ¿Existe el ciclo narrativo Oaxaca?
Ubicar la mayoría de los cuentos en Oaxaca se explica porque es el lugar donde nací, en el que vivo e imagino las historias, como podría hacerlo un escritor neoyorkino que habla de una esquina del Bronx. El olvido en que pueda estar la literatura oaxaqueña para la imaginería literaria de México no me interesa, y probablemente esté bien justificado ese desinterés. No busco mencionar Oaxaca para que sepan que existe la literatura de acá, aunque pueda entenderse así. Mi tradición en la literatura, al menos cuando me puse a escribir Últimas anotaciones, tenía que ver más con Cortázar, Bradbury, Bolaño y Baudelaire antes que con algún escritor de mi ciudad.
Esto me lleva a la pregunta de si estoy arraigado en la raíz de la costumbre. En primera hay que decir que el hombre es un ser de costumbres heredadas o construidas con el tiempo, que bien una persona puede rechazar o cambiar según su voluntad.
Al decir “la raíz de la costumbre” creo que te refieres a una preocupación por el origen, una explicación del quién soy, de indagar en uno mismo. En ese sentido, sí soy un escritor arraigado a la raíz de la costumbre.
Sin embargo, si tu pregunta es en el sentido de si me considero un escritor costumbrista, la respuesta es no. Si bien en el libro hay referencias a lugares de Oaxaca, no se trata de una explicación detallada de los oaxaqueños. Por ejemplo, en el cuento que da nombre al volumen, el mezcal y su efecto los utilizo para que funcione el mecanismo de la trama, donde aparece la mitología griega en los portales del Zócalo, y aquí te puedes poner a pensar en el grado de mezcla. Jamás he estado interesado en hacer escenas locales y folclóricas. Por otro lado, creo que mis cuentos trascienden lo local y pueden ser perfectamente leídos lo mismo por un argentino que un tijuanense.
Por último, ¿seguiré escribiendo sobre y desde Oaxaca? No lo sé. El año pasado terminé una novela policiaca ambientada en Oaxaca y donde aparecen personajes oaxaqueños y extranjeros. Un amigo escritor, Saúl Díaz Parra, al darme su opinión del borrador me dijo que le pareció una novela muy oaxaqueña. Por supuesto que me dio gusto, pero también tomé su comentario con reserva, pues a final de cuentas ¿qué es lo oaxaqueño? Creo que la pregunta sobre el origen e inicio de nosotros como cultura sigue siendo tan válida como al hacerse la pregunta de qué es México.

¿Bajo qué circunstancias o actividades escribe usted, “Últimas anotaciones”?
Los cuentos que componen el libro salieron de la experiencia vuelta ficción, más que nada porque los temas son los primeros diálogos conmigo mismo, de las preocupaciones de una edad en la que tenía otra manera de pensar, incluso de escribir, de la que tengo ahora. La mayoría de los textos los hice como una especie de exorcismo de pensamientos obsesivos; y otros, para divertirme.
Los ocho cuentos del libro los escribí de los veinte a los veinticuatro años de edad y siempre en las noches y hasta la madrugada. Ahora tengo veintiséis, son dos años de diferencia, pero por ejemplo, en este momento prefiero escribir en las mañanas.
Seleccioné para el libro los cuentos que más me gustaron, no los que le dieran una unidad temática, lo cual seguramente dice mucho de la condición del libro.

Desde su producción literaria ¿cómo se ubica “Ultimas anotaciones”?
De mi producción literaria es el primer libro, lo cual implica algunas impericias vitales y narrativas que he intentado mejorar en lo que he escrito después de su publicación. Sin embargo, creo que Últimas anotaciones tiene cuentos que salvan el libro.
Desde el punto de vista editorial, es un libro que está en las librerías del país. Poco vendido, como todo libro de un autor joven, pero ahí está. Ahora tengo el deber de sembrar algunos árboles. Me da mucho gusto tener la invitación para ir a Chiapas a presentarlo. Tal vez eso indica que mi libro es mejor de lo que pienso.