RECUERDO PARA PABLO NERUDA

Por Enrique Hidalgo Mellanes

Hace cuarenta y tres años y cinco horas nací en Tuxtla Gutiérrez. Hace cuarenta y tres años me recibieron al mundo mis papás, mis abuelos y mucha gente. Yo nací en el barrio de San Francisco de Asís. ¿Cómo festejo mi cumpleaños, este cumpleaños? Recibí abrazos de mi familia, de mis amigos, el Facebook se llenó, comí tamales de hoja, mi hija me regaló un dibujo.

Los recuerdos de esta edad son muchos. He visto, he caminado y ensoñado mi mundo. Desde la parte de alta de Tuxtla entiendo que allá debajo de una planta de albahaca está enterrado mi ombligo. Decía mi abuela Carmen Hidalgo que mi alma estaba protegida por Dios y ahora por el alma de ella,

Debo confesar que me gusta el oporto y la poesía. Esas formas de sentir la vida en cada momento están conmigo. A mi lado está mi auto obsequio: la Antología general, de Pablo Neruda, editado por la Real Academia Española y la Asociación de Academias en el 2010.


Aquí retomo algo que otros han dicho y que quiero compartir en esta noche en que estoy cumpliendo años. La compilación publicada fue encargada al chileno Hernán Loyola, que, en diálogo con la Asociación de Academias, ha logrado perfilar una excelente guía para poder seguir, en doce capítulos, toda la aventura creadora y la vida del poeta.

A los textos se añade un inédito vinculado a Valparaíso. El abogado Nurieldín Hermosilla cedió para su publicación un curioso escrito con el que Neruda quiso agradecer la protección que en 1948 le brindó una familia de Valparaíso cuando era perseguido por la Dictadura.

Introducen y acompañan la lectura varios estudios críticos. Inicia la primera parte Jorge Edwards (Academia Chilena) con un testimonio personal, una crónica de la última etapa de vida del poeta. Alain Sicard (Academia Cubana) se ocupa, en una visión de conjunto, de los grandes temas sobre los que gira la poesía del Nobel chileno, en tanto que Selena Millares (Universidad Autónoma de Madrid) afronta el estudio de sus poéticas y de la intertextualidad que Neruda establece con diversas tradiciones poéticas. El propio Hernán Loyola (Academia Chilena) cierra este bloque con la explicación de la selección realizada y de su periodización, lo que equivale a un estudio sintético de la obra.

En la segunda parte, la sección «Evocaciones y lecturas nerudianas» reúne las colaboraciones de Marco Martos Carrera (Presidente de la Academia Peruana) sobre «Neruda en el corazón»; José Luis Vega (Director de la Academia Puertorriqueña), «La visión trágica en la poesía de Pablo Neruda»; Pere Gimferrer (Real Academia Española), «El espacio verbal de Neruda»; Andrés Gallardo Academia Chilena), «Pablo Neruda y la lengua castellana»; Francisco Brines (Real Academia Española), «Neruda y García Lorca: la imitación como intensificación poética», y Eduardo Lizalde (Academia Mexicana), «Neruda, río».

Cierran el volumen una «Bibliografía» esencial preparada por Hernán Loyola y el «Glosario» de voces e «Índice onomástico» preparados por Manuel Jofré (Fundación Pablo Neruda) en colaboración con un equipo de la Real Academia Española integrado por Carlos Domínguez y Abraham Madroñal.

Los poemas de Pablo Neruda me han acompañado durante estos años. También confieso que estuve en varios países, que he comido en muchas mesas,  que charlé con los ancianos quichés, aymaras, zoques, tsotsiles, tseltales, tojolabales y choles. Confieso que conocí por primera la nieve en un lugar llamado Sankt Leonhard, en Tyrol, Austria, en viaje que hicimos el poeta Gustavo Ruiz Pascacio y el historiador Benjamín Lorenzana. Confieso que estuve junto a Miguel León Portilla y ante otras personas quienes viven en mi corazón.

Si en este momento dejara de vivir pediría lo siguiente: el Popol Vuh, un disco de jazz, la ópera La fuerza del destino, un dibujo de mi niña, la antología de Pablo Neruda, mi pozol de cacao, mis fotografías cuando me bautizaron y me casé, un ramito de  jazmines y una botella de oporto o vino tinto. Cuando me lleven de retorno a la tierra quiero escuchar las melodías “Ayes del alma” y “El marrito”. Pero aquí sigo con mis cuarenta y tres lunas y soles y el tiempo sigue.