AL FILO DEL AGUA: ENTRE LA IDEOLOGÍA RELIGIOSA CATÓLICA Y LA IDEOLOGÍA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA

Por: José Luis Petrikowski Escobar


I. AL FILO DEL AGUA Y SU CONTEXTUALIZACIÓN

1.1. El contexto social, político, cultural de la ideología religiosa católica y de la ideología de la Revolución mexicana.
Después de algunas décadas de algo que se ha querido ver como período de prosperidad, el porfiriato (1877-1911) entró en una etapa de crisis con sus consecuentes síntomas de decadencia. Esto afectó las instancias políticas, sociales, económicas y culturales del país: la situación de bonanza de fines del siglo XIX se empezó a tornar difícil en los albores del XX, lo que provocó severas críticas y oposiciones de diferentes grupos políticos y clases sociales.
Los primeros grupos que se enfrentan al régimen porfirista pertenecen a los sectores católicos, quienes influidos por la encíclica Rerum Novarum (1891), tratan de dar una solución a los problemas sociales en la perspectiva de la aplicación de los principios cristianos. Como parte de esta oposición, se dan las críticas a la excesiva concentración de la propiedad agraria, el latifundio, así como a las lamentables condiciones laborales existentes en la mayoría de las haciendas mexicanas y al caciquismo. Por otro lado, a pesar de la proximidad que siempre guardó el porfiriato con la iglesia católica, también sectores de ésta reprochan a Díaz la conservación de los principios anticlericales de la constitución de 1857 y la Reforma.
Además de estas fricciones, se suma la oposición sociopolítica –de signo contrario a este último sector del catolicismo-, hacia el 1900, de un grupo liberal que argumentaba que los principios del liberalismo emanados de la Reforma habían sido traicionados. Por ello, mayoritariamente la clase media urbana, compuesta por profesionistas, pequeños comerciantes, periodistas, maestros y estudiantes, tratan de reconformar el decimonónico partido liberal, con la finalidad de presionar a Díaz para que aplique las políticas anticlericalistas, la libertad de expresión, la democracia electoral, la separación de poderes, una adecuada aplicación de la justicia y la autonomía municipal (Garcíadiego, 2004: 225-6). Es ésta, precisamente, la expresión ideológica liberal, la que más influirá en el movimiento revolucionario, que, en época posterior, tendrá la dirección de la pequeña burguesía y la participación directa de la clase campesina.
Por otra parte, en el ámbito cultural, sobresale la actividad realizada por los miembros del Ateneo de la Juventud, quienes desde 1910, y junto a Justo Sierra, fundador de la Universidad Nacional de México, inician una verdadera revolución cultural al proponer, como estrategia intelectual en contra del viejo régimen, la aniquilación del positivismo como filosofía oficial del porfirismo, además de la reivindicación del estudio de la culturas mexicana, clásica, francesa, española e inglesa, y el interés por el pensamiento universal y crítico (Henríquez Ureña, 1984: 227).



1.2. La Novela de la Revolución Mexicana.
En el nivel de la cultura, la Revolución Mexicana ha sido germen para el surgimiento de una narrativa que, con influencia de la novela de la tierra y la novela costumbrista, caracteriza a las letras mexicanas de principio del siglo XX.
La Novela de la Revolución Mexicana ha sido identificada por Antonio Castro Leal como el conjunto de obras narrativas que se inspiran en el movimiento que va de 1910 a 1920, y narran sus acontecimientos militares y populares, violentos y pacíficos, en la perspectiva de la hazaña y del episodio revolucionario (1969, 17).
Característica de esta narrativa de la Revolución, asevera Seymour Menton, es la proyección de la epopeya de la Revolución Mexicana y la epopeya del pueblo mexicano, por lo cual este tipo de narrativa adquiere un aspecto mítico (1991, 16). De esta manera, existe una confluencia entre narración y mito, ya que para que el mito se realice no debe prescindir del elemento narrativo (recordemos que el fundamento y la estructura del mito es una forma de historia o narración). En este sentido, las grandes acciones de los personajes que deambulan en la Novela de la Revolución Mexicana tienden una perspectiva de efecto total sobre las instituciones, instancias, grupos e, incluso, sobre los mismos ideales que la Revolución representa.
Afirma Albert Dessau que, a pesar de que las definiciones de la novela de la revolución hacen hincapié en las obras que describen la fase armada que va de 1910-1917, esta narrativa debe comprender, además de las obras identificadas en este período, las que se crearon hasta mediados de la década de los cuarenta, ya que muchas de estas obras recogen la problemática social y política que dieron origen al movimiento armado. Por ello, para Dessau, en esta tendencia narrativa encontramos un conjunto de obras que van de Andrés Pérez, maderista (1911), de Mariano Azuela, a Al filo del agua (1947), de Agustín Yánez. Todo esto, sin omitir que las consideraciones de la crítica literaria cambian según las apreciaciones de los estudiosos del tema, y que puede existir la discriminación de una novela de la revolución y una novela revolucionaria (1986, 17); incluso, para Inés Sáenz, no se puede hablar con certeza de algo denominado “Novela de la Revolución Mexicana” (Sáenz, 20). No obstante lo anterior, fijamos una postura que identifica esos textos, como lo hace Dessau, a partir de la temática de la lucha armada suscitada en México en el período 1910-1917 (1920), sin desconocer que algunos de estos textos fueron realizados dentro de este período y, otros más, algunas décadas más tarde.

1.3. Los contextos literarios de Al filo del agua.
Como en toda obra literaria, hay una relación entre Al filo del agua con otros textos, que bien puede precederla o ser contemporáneos a la misma. Podemos contextualizar la obra de Yáñez de la siguiente forma:
1. El contexto se podría establecer, sobre todo, entre los diferentes textos de temática revolucionaria y que, de una manera u otra, crean toda una tendencia narrativa en México. Se ha mencionado anteriormente que desde Andrés Pérez Maderista y Los de abajo es posible hablar de una novela de la Revolución. Se hace evidente que este tipo de textos influyen de manera tácita o abierta en textos narrativos posteriores, algunos de los cuales, incluso, ya no pertenecen cronológicamente al período revolucionario, como es el caso de Al filo del agua, La sombra del Caudillo, El resplandor, entre otros. Pero, asimismo, la novela de Yánez también posee una relación con los textos narrativos que, sin ser parte del movimiento revolucionario, a partir de las situaciones coyunturales, lo presuponen; un ejemplo claro sería Tomóchic, de Heriberto Frías. En este caso, la relación existente entre las obras de la Novela de la Revolución se realiza a partir de aspectos temáticos, sobre todo los de índole socio-político.
2. Un antecedente contextual que podría establecerse es la relación de la novela de Yánez con textos que son parte de una tradición literaria nacional, como es el caso de la novela de Lizardi, Altamirano, López Portillo y Rojas y Rafael Delgado; pero, de igual modo, con una influencia literaria proveniente de los escritores franceses: “El poderoso aliento arquitectónico de La comedia humana… así como los extremos entre Flaubert y Sthendal son unidades de medida ante mi emulación” (Flasher, 1969: 203) .
3. Pero, sobre todo, es necesario hacer un contexto de influencia de Al filo del agua, en el nivel de la introducción de nuevas técnicas literarias: Huxley, con la técnica del contrapunto; John Dos Passos y el uso de los relatos retrospectivos y la doble perspectiva; Joyce y Faulkner, con el proceso de caracterización, desarrollo del tema y monólogo interior (Flasher: 203). La innovación de técnicas estilísticas en Al filo del agua son una forma de corolario de la Novela de la Revolución, y a partir de esas innovaciones otros autores tomaran derroteros similares al del escritor jalisciense.
4. Como evolución de la Novela de la Revolución, décadas más tarde del movimiento social, surge una tendencia en la narrativa mexicana hacia la temática espiritualista (Dessau: 370), por lo que es también posible ubicar el texto de Yánez junto a obras como Los muros de agua de José Revueltas, Nayar de Miguel Ángel Menéndez, Las negras angustias de Francisco Rojas González, entre otras.
5. Por último, puede establecerse un contexto interior de la obra de Yánez, ya que Al filo del agua guarda una estrecha relación con otros textos narrativos del autor, como son Yahualica (1946) La tierra pródiga (1960) y Las tierras flacas (1963), novelas con las cuales, si bien no conforman trilogías o narrativas seriales, se abordan el problema del agro, de las relaciones socio-políticas que se establecen en la provincia mexicana, en una perspectiva de crisis y confrontación y, en ciertos aspectos, el carácter religioso-moral de las comunidades ubicadas en la zona occidental de México.

1.4. La propuesta-tesis del análisis y los niveles de análisis.
En Al filo del agua existe preeminencia del discurso de una ideología religiosa católica (IRC). El discurso de la IRC trata de tener efectos en una población que representa a la feligresía del lugar. En la novela, el intento de conversión de los habitantes del pueblo, realizado discursivamente por el párroco del lugar, se da en una forma de confrontación con el discurso ideológico de la Revolución Mexicana (IRM).
Tómese en cuenta que cuando utilizamos el término católico, implícitamente estamos refiriéndonos al catolicismo romano, pues es el único tipo de religiosidad que se da en el espacio y tiempo narrativos de la novela de Yánez. Quizá el hacer esta precisión refiriéndonos al tiempo de la composición de la obra e, incluso, a un tiempo actual, resultara del todo esclarecedor. Pero, el hacer una diferenciación mayor del concepto, a partir del tiempo narratológico del texto, como el de catolicismo apostólico y romano, en cuanto diferenciación con catolicidad o cristiandad oriental (el catolicismo maronita, o la ortodoxia griega o rusa, por ejemplos), nos parece innecesario por el argumento ya expuesto.
A partir de lo anterior, la tesis del presente análisis puede ser enunciada de la siguiente forma:
Los objetos discursivos del discurso de la ideología religiosa católica (IRC) se confrontan con los objetos discursivos del discurso de la ideología de la Revolución Mexicana (IRM)
Si bien Al filo del agua pertenece a la ficción narrativa, su temática social nos posibilita, para la delimitación del presente trabajo, el abordar el análisis en su nivel de producción, ya que, como afirma Haidar (2006), permite relacionar lo discursivo con lo intradiscursivo, situación que superara posiciones inmanentistas y relaciona el concepto de discurso con lo socio-histórico-cultural-político. Por esta razón se toman los principios teórico-metodológicos de El orden del discurso (Michel Foucault), texto que describe las condiciones de posibilidad de emergencia de los discursos, por lo que plantea la limitación de poderes y la prohibición, control interno y de condiciones de utilización. Asimismo, en este nivel, se retoman los principios de Pecheux, Haroche y Henry, claves para el análisis del discurso en su nivel de formación ideológica y discursiva. Todo ello se aplicará para analizar el discurso de la IRC que abunda en la obra de Yánez, así como al discurso de la IRM, en su calidad de discurso emergente y contestario; es decir, al describir los niveles de análisis, se trata de contrastar los dos tipos de discurso ideológico, tanto del IRC como del IRM, en un enfoque de confrontación del poder: sobre el abuso de poder o dominación -por la parte del discurso del IRC- y la posibilidad de transformación de esas situaciones de poder que, en contraposición, representa la ideología revolucionaria.


2. LAS OPOSICIONES DISCURSIVAS DE LA IDEOLOGÍA RELIGIOSA CATÓLICA Y LA IDEOLOGÍA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA EN AL FILO DEL AGUA

2.1. El discurso como práctica social.

Se otorga al análisis del discurso la importancia de la reflexión de los sistemas de significación. Por tanto, el texto o el discurso, en su relación social, será el objeto de relevancia: los discursos que impregnan la sociedad y la sociedad que posee o elabora discursos como mediación.
En cuanto al origen del campo del análisis del discurso, para Haidar éste debe buscarse a partir de la incidencia o confluencia de la lingüística y de las ciencias sociales y de los objetos de estudio que deben ser confrontados desde distintas ciencias y disciplinas, por una parte, y, a partir del siglo XX, de la ponderación de la dimensión pragmática del lenguaje (Haidar, 2004: 36-37). Sin referirse específicamente a un proceso estrictamente histórico, Halliday habla de una relación entre las prácticas sociales y el lenguaje (Halliday, 2001: 19-21), hombre social y lenguaje, origen social del aprendizaje del lenguaje y medio lingüístico.
Para Haidar, el análisis del discurso posee importancia a partir de que se conforma “como un instrumento teórico-metológico para la comprensión del funcionamiento de lo cultural, de lo social, de lo ideológico y del poder en las interacciones comunicativas entre los sujetos” (Haidar, 33). Según Halliday: “la manera en que hemos considerado el estudio del lenguaje y del hombre social, mediante el concepto de potencial de significado, podría describirse como una especie de sociosemántica, en el sentido de que es el estudio del significado en un marco social o sociológico (Halliday, 50). En Maingueneau, el análisis del discurso, si bien limitado, puede coadyuvar para el estudio y comprensión de otras disciplinas humanas: en la actualidad prima el acuerdo de que no existe una lingüística pura, de modo que el análisis del discurso está situado en el punto de contacto entre la reflexión lingüística y las otras ciencias humanas (Maingueneau, 1980: 8).
Julieta Haidar distingue el discurso como prácticas sociales peculiares que determinan la realización de la vida socio-histórico-cultural, y que están basadas en un conjunto transoracional coherente, con reglas determinadas (sintácticas, semánticas y pragmáticas), en un ámbito de producción, circulación y recepción (Haidar, 39). No obstante la equivocidad del término, Maingueneau afirma que entiende por discurso, de forma pragmática, las organizaciones transoracionales correspondientes a una tipología articulada sobre condiciones de producción sociohistóricas (Maingueneau, 25).
Van Dijk (2002) plantea que en todos los niveles del discurso existe la influencia del contexto, por ello la importancia de todo lo que se relacione con características sociales del individuo y su pertenencia grupal. Esta influencia determinará que en los miembros del contexto y los usuarios de una lengua haya un grado de obediencia pasiva a las estructura de grupo, sociedad o cultura (se está sujeto a los límites sociales del contexto), al mismo tiempo que se contribuye también a construir o cambiar ese contexto; así, el discurso y los usuarios tienen una relación dialéctica en el contexto.
Es evidente que entre las grandes manifestaciones culturales se encuentra la literatura. El papel del análisis del discurso considera el texto mismo, al igual que su esencia de hecho cultural –lo que implica que el análisis del discurso es integral-, pues la literatura no es estrictamente un canon oficial, sino un corpus heterogéneo de prácticas discursivas y de artefactos culturales, por lo que el concepto trasciende lo estrictamente estético y académico.
El análisis del discurso debe tener en cuenta la confluencia entre algunas prácticas discursivas así como el desentrañamiento de estructuras de significación, lo que implicaría ampliar el conocimiento del discurso humano que permite el análisis de sistemas simbólicos que tendrían verdaderamente en cuenta a sus protagonistas culturales.
Nodal en estos planteamientos es el que el análisis del discurso, sobre todo en lo literario, debe dar luz sobre el hecho de que la literatura ya no debe ser vista de manera aislada y en perspectiva única, sino en sus relaciones culturales (lingüístico-dialectales, antropológicas, sociales e históricas). Si la cultura o la realidad es un entramado simbólico en el que se llevan a cabo hechos, el estudio de esta cultura, entonces, estará determinado por la consideración de los hechos y los símbolos centrales, la relación de éstos con los símbolos periféricos y la totalidad cultural como tal, insertas en ella las ideologías.

2.2. La tipología del discurso en Al filo del agua.
La tipología del discurso es aún compleja y no se ha determinado plenamente. Para hacer dicha distinción en la novela de Yáñez, conviene tener en cuenta algunas consideraciones, a partir de niveles formales como de ciertos niveles ideológicos que impregnan la obra del escritor jalisciense:
1. Sigue siendo vigente el criterio de “función” (referencial, apelativa, poética)
propuesto por Jakobson. En el caso de Al filo del agua, se distingue el predominio del criterio de la función poética o estética, ya que la obra de Yánez es identificada en un primer nivel como creación literaria.
2. Los discursos pueden tener como origen una cuestión hegemónica/ ideológica y, por lo mismo, institucional. En Al filo del agua hay una reproducción –como parte del texto narrativo- de un discurso que trata de ser hegemónico e ideológico, pues es un pensamiento que justifica el actuar de grupos. No obstante, como se mencionaba, del predominio de la función estética, existe en la novela un tipo de nivel de función apelativa, que trata de crea una convicción en el receptor, que en el texto serían los sujetos (feligresía o posibles revolucionarios) a los que se destina el mensaje de la IRC o de la IRM.
3. El discurso puede estar determinado por el sujeto. En el caso de A filo del agua, el discurso se realiza a través de sujetos concretos, pero que siempre tenderán a la representación colectiva. Se ha mencionado sobre la obra de Yáñez que el principal personaje de la novela es el pueblo, el que se encuentra en una forma de polaridad donde la IRC así como la IRM tratan de hacer valer sus principales ideas.
4. El concepto de macro-operación discursiva estará siempre determinado por lo que consideramos como argumentación (político), demostración (científico), narración (histórico y literario) y descripción (periodístico, literario). En Al filo del agua prevalecen los discursos narrativo/ descriptivos así como los argumentativos. Todo ello trasluce que no existe en la obra un discurso único, y en el nivel argumentativo se corrobora que lo ideológico impregna casi todo el discurso.
En la obra de Yáñez nos hemos basado en múltiples fragmentos del texto por ser representativos del discurso de la IRC así como de la IRM; es decir, tenemos expresiones cargadas de claros tintes ideológicos, por lo que se denota que un discurso trata de invalidar al otro, lo que lleva a una forma de oposición, contraste y enfrentamiento en la fundamentación de ambos. Se percibe así el discurso estratégico, ya que ningún discurso puede ser totalmente automático; hay cierto tipo de estrategia, incluso inconsciente, que determina su creación, o totalmente estratégico porque no existe un completo control voluntario sobre la creación de un discurso. Al filo del agua es un discurso estratégico, que pone en boca de los personajes elementos ideológicos

2.3. El análisis en el nivel de las condiciones de producción del discurso.
Para cierta aproximación al texto, como forma de análisis del discurso, es necesario tener en cuenta algunos principios postulados por quienes han contribuido a la conformación de este análisis (Foucault, Pécheux , entre otros), a partir de sus teorías y afirmaciones críticas. Pese a que todas estas propuestas también crean algunas discrepancias en la teoría y crítica textual, el análisis del discurso ha logrado significativos avances, grados de cohesión más o menos considerables que permiten una aproximación de mayor validez al texto como creación impregnada de significación y sentido. El análisis y la comprensión de los textos, en sus diferentes disciplinas, niveles y tópicos es una cuestión que implica heterogeneidad en el discurso, lo que lo vuelve complejo; razón suficiente para asumir estas teorías y métodos para un análisis más integral, y alejarnos así de la tendencia diletante de la recepción de textos.
Las condiciones de producción, circulación y recepción de los discursos (por su densidad, en el presente análisis únicamente se asume el concepto de producción) tienen hoy vital importancia porque reconstruyen el sentido común de la producción discursiva, por el que los sujetos no se percatan de cuestiones básicas inherentes al discurso, del poder y del peligro de la palabra (Haidar, 2000: 42).
De ocho propuestas que hay sobre estas condiciones de producción, existe la posibilidad de elegir modelos específicos o bien, tratar de articular algunos, a partir de los tipos de discurso y el objeto de estudio . En mi caso, he elegido “las condiciones de posibilidad de emergencia de los discursos” de Foucault, con sus respectivas divisiones, por considerar que los postulados de este autor resultan de lo más importante e integrales para defender la tesis que sostengo.

2.3.1. Las condiciones de posibilidad de emergencia de los discursos
En la perspectiva de Foucault, sobre las condiciones de posibilidad de emergencia de los discursos, se afirma que los discursos se seleccionan, se controlan y se redistribuyen por ciertos procedimientos, a partir de apropiaciones o controles sociales. Estos procedimientos se dividen en: a). los procedimientos de exclusión; b). los procedimientos de control interno y; c). los procedimientos de control de las condiciones de utilización.

2.3.1.1. Los procedimientos de exclusión
Existe un procedimiento de exclusión, basado en prohibiciones emanadas de las limitaciones de la realización de un discurso pleno –cuestión siempre relativa y limitada- que pone cotos a las posibilidades de expresión: “Uno sabe que no tiene derecho a decirlo todo, que no se puede hablar de todo en cualquier circunstancia, que cualquiera, en fin, no puede hablar de cualquier cosa (Foucault, 2002,14).
Afirma Foucault que los procedimientos de exclusión en las prácticas discursivas se conforman por tres tipos de prohibición, que son el tabú del objeto, ritual de la circunstancia y el derecho excluido o privilegiado del sujeto que habla. En el presente trabajo se toma como fundamento de análisis el tabú del objeto. En este nivel, la exclusión o la prohibición pueden recaer en todo ámbito, pero, sobre todo, en el de la política y el de la sexualidad.
En Al filo del agua, el tabú del objeto recae, sobre todo, en el discurso de la IRC, ya que se hace evidente que lo que se concibe como prohibido en este discurso estriba en tanto los conceptos socio-políticos del momento –que son inaceptables como parte de postulados coherentes con un cristianismo piadoso- así como todo aquello que tenga que ver con la sexualidad, que repercute en la moralidad del pueblo. En la novela de Yánez se hace evidente la ilicitud de una conducta, actividad o costumbre que se percibe prohibida por la sociedad (el pueblo), pero, sobre todo, por el grupo social –la Iglesia- que es representada por el sacerdote Dionisio María Martínez; asimismo, por su nivel de rompimiento con lo establecido, que en la novela siempre está en relación con un sentido de lo sacro que se traduce en la armonía del pueblo y en la salvación trascendente:

Esta noche no ha juzgado necesario dar una vuelta por el pueblo, a la hora en que se halle recogido, como casi todas las noches. Ya son las once cuando a paga la luz y trata de conciliar el sueño, que tarda en venir, ocupado por los peligros inminentes de la grey: liberalismo, libertinaje de costumbres, masonería, espiritismo, socialismo, lecturas impías, ¡revolución! ( ) La hija de don Inocencio tuvo la osadía de venir al rosario escotada, distraída y siendo causa de distracción ( ) Es alarmante la desenvoltura de algunas muchachas; pero sobre todo las ideas que se infiltran, las ideas, las ideas… (Yánez: 69-70).

Tenemos así que se establecen una serie de prohibiciones, –que tocan las instancias del pensamiento, la palabra y los actos- con la finalidad de lograr la salvación eterna, por la cual lucha el principal prelado del lugar. De ahí la importancia de evitar los temas de posiciones socio-políticas que contravienen el cristianismo, que es el vehículo para la tan anhelada salvación, así como de proyectar, a través de los actos y las palabras, todo aquello que implique lo concebido como libidinoso. En este sistema de vida habría dos clases de pecado: la rebeldía y la debilidad. Los dos pueden desembocar en lo mismo: la pasión carnal, el fastidio o la desgana y el afán de novedades.
El tabú del objeto por parte de la IRC, –que en la obra de Yáñez se da en la omisión de los temas políticos y en la censura de lo sexual-, incide directamente en las conciencias de la feligresía como presión moral; la institución eclesial domina a través de las conciencias:

El señor cura Martínez, el padre Reyes y los otros cinco sacerdotes de la jurisdicción pasaron la noche confesando; casi todos los ejercitantes fueron movidos a hacer confesión general. (-“Qué, por qué, de qué manera, cuándo, cuántas veces.”) (Yáñez: 66)

De manera contraria, la posición en este apartado de la IRM, es, sobre todo, que aquello que ha sido considerado como prohibido en el discurso de la IRC sea ahora desvelado como exigencias de los nuevos tiempos y propias del ser humano: se cuestiona el papel de la instancia eclesiástica en el juicio a formas distintas de ver la organización social, así como los criterios en las relaciones que los hombres pueden tener como seres sexuados. Hay una vituperación por parte de la IRM a que muchas cuestiones que atañen al ser humano sean veladas o asumidas como formas pecaminosas de comportamiento: el tabú del objeto puede ser asumido a través del silencio –es mejor no hablar de las ideas peligrosas o de una sexualidad concebida únicamente como libido- y, en el peor de los casos, asumir dichos temas pero como posibilidad de proyectar la existencia del mal dentro de la comunidad:

Será lo que usted quiera: socialismo, liberalismo; pero es la verdad; yo creo que la religión no está peleada con lo que el hombre tiene de humano ( ) Ustedes, los padres, con perdón sea dicho, no debían taparle los ojos a la gente ( ) No, padrecito, yo creo que el mal está en el abuso y hay más peligro cuando todo se hace a escondidas, con hipocresía; porque no me vaya a decir que los hombres dejan de ser hombres y de sentir que les corre la sangre ( ) todo puede hacerse en su punto; pero es peor el disimulo y el obrar a fuerzas ( ) aquí tiene tantas mujeres huidas, infelices que otra suerte les hubiera cantado si hubieran podido obrar conforme a sus sentimientos, sin andarse escondiendo. (Yánez: 152-3)

Advertimos, entonces, que una exclusión en el nivel del tabú del objeto corresponde sobre todo, a la conformación discursiva de la IRC, pues el discurso de la IRM, representado por los “norteños”, y por algunos sujetos que han tenido contacto con formas culturales y sociales extrañas al ámbito del lugar (posiblemente Yahualica, aunque se le señala como un lugar del arzobispado), se muestra mucho más abierto que el realizado por las instancias que guardan relación con la organización eclesiástica.
En este nivel del análisis, comprendemos que la exclusión o la prohibición se da de forma distinta en los dos discursos, ya que, mientras en el de la IRC se soslaya abordar la temática política -por atentar contra un orden establecido-, así como la temática sexual -por percibirse atentatoria contra una vida de piedad-, por parte de la IRM se busca lo contrario: la apertura de estos temas como posibilidad de transformación de los criterios que rigen la vida de la comunidad.

2.3.1.2. Los procedimientos de control interno
Llamados así porque los discursos pueden ejercer control unos sobre otros. Se dividen en tres principios: 1) principio de clasificación; 2) principio de ordenación y; 3) principio de distribución.
En este apartado se hará referencia al primer principio, por considerarlo más pertinente al objeto de análisis.
El principio de clasificación se basa en que existen discursos que son producidos y permanecen en los ámbitos sociales como discursos fundantes, y que tienen un alto sentido de control sobre los demás. Claro ejemplo de este tipo de discursos son el religioso, político y los culturales.
Este tipo de discursos pueden coexistir con otro tipo de discursos, y que se convierte en una cuestión muy común en la contemporaneidad. Estas categorías permiten analizar lo que sucede en Al filo del agua con respecto a la oposición entre la IRC y la IRM.
El discurso de la IRC es un discurso religioso tendiente a establecer un control sobre una feligresía. Este discurso religioso es proveniente de un discurso anterior que identifica a las comunidades católicas . Haidar, como prolongación de las ideas de Foucault, afirma que un discurso de esta naturaleza se autoidentifica como un discurso más poderoso que el resto de los discursos de otras religiones. Esto se cumple en Al filo del agua a partir de que el intratexto relativo a la religión únicamente alude a la religión católica.
La aplicación del discurso de la IRC manifiesta ciertas particularidades, pues está determinado por los criterios de Dionisio María Martínez, párroco del lugar que basa su trabajo pastoral en la convicción de que la Iglesia es la única institución que tiene una autoridad incólume al paso del tiempo. La labor del prelado está dirigida a la organización de la convivencia social con base en normas ancestrales y en el mantenimiento de la vida civil por la introyección de la norma y la sanción moral colectiva –de ello depende que el poder civil sea únicamente como un supervisor de la convivencia social y que sus miembros también sean parte de una feligresía convertida-. Si bien se dice que ningún discurso sobrevive por sí mismo y que los discursos se deben repetir, dominar, distribuir, apropiarse de ellos y renovarse para siempre estar presentes, el poder del discurso de la IRC no depende del poder secular, sino sobrevive a partir de la tradición –cuestión muy rigurosa en la Iglesia-, lo que logra su propia dinámica histórica:

Antes de oírlos en confesión, el señor cura y los ministros se reparten a los ejercitantes, como aconseja San Ignacio: “no queriendo pedir ni saber los propios pensamientos ni pecados”, mas para informarse fielmente “de las varias agitaciones y pensamientos… porque según el mayor o menor provecho le pueden das algunos espirituales Ejercicios convenientes y conformes a la necesidad de la tal ánima así agitada”. En los tiempos libres, en voz baja y apartados, traban conversaciones, que individualmente afianzan la obra común, realizada en clímax ascendente. (Yáñez: 60)

El discurso de la IRC, asimismo, por su poder, es un discurso que permanece, de alguna manera, siempre actuante en la conciencia y vida de la feligresía. No obstante que al final de la obra hay un relativo éxito de la fuerza del discurso de la IRM, el discurso de la IRC se repliega aparentemente al ámbito de la ritualidad. Sin embargo, la narración, a través de la oración del prelado, connota que la IRC no ha sido agotada y que, más tarde, volverá a ser influyente en el pensamiento y la idiosincrasia de la comunidad :

“Con aparente calma termina de revestirse casulla y manípulo. Al comenzar la última llamada toma el cáliz con decisión y avanza; sube rígidamente al presbiterio; calmadamente, mecánicamente coloca el corporal ( ) y, con la misma voz de todos los días, prorrumpe: In nomine Patris, et Filii, et Spiritu Sancti. Amen. ( ) Las manos cadavéricas temblándole junto al pecho. ¿Alcanzará a consumir este cáliz de hoy? ¿podrá vencer el vértigo que lo derrumba, la caída que todos esperan con sádico silencio?
Júdica me, Deus, et discerne causam meam de gente non sancta: ab homine iniquo, et doloso erue me . (Yáñez: 387)

Este mismo texto, correspondiente al Salmo 42, que para el pueblo hebreo es una oración o canto de liberación (salterio) del opresor, es expresado en Al filo del agua como una permanencia y prolongación del discurso de la IRC. Sin hacer una distinción clara de la personalidad o naturaleza del enemigo, la novela de Yáñez otorga un significado a la oración introductoria de la misa de catecúmenos como un remarcar que la feligresía y la Iglesia viven tiempos de peligro para la piedad y la fe, pues se identifica, por la situación coyuntural, a la gente malvada y el hombre perverso con los sujetos de una ideología contraria al pensamiento religioso católico y sus preceptos de vida .
En contraparte, en la textualidad de Al filo del agua, el discurso de la IRM nace como discurso subversivo a la naturaleza del discurso de la IRC. Un tanto débil, va acrecentándose gradualmente hasta lograr la capacidad y competencia de ser un discurso contestatario que rivaliza con el poder del discurso eclesiástico. Su poder se conforma por ser una alternativa a la visión de la IRC, ya que, como se mencionaba renglones arriba, el movimiento revolucionario tiene como antecedente la oposición de grupos liberales que reivindican los principios de la Reforma. Se presiona a Porfirio Díaz para que vuelva a dar vigencia a las políticas anticlericales, así como la exigencia del respeto a la libertad de expresión, la libertad de asociación, la democracia electoral, etc. Todo ello, dentro y fuera del contexto de la ficción narrativa, también va a ser institucionalizado algún día, y lo que en un momento es una ideología y un proyecto sociopolítico, llegará a ser parte del poder institucional que será un contrapeso a la IRC:

Esa situación, se lo repito, no puede durar. Convengo que aquí nadie se muere de hambre; pero no me negará que apenas viven y usted bien sabe con cuántas angustias, no más alcanzando para medio pasarla; pero vaya usted por Cuernavaca, por Puebla, por Chihuahua, donde yo trabajé, y verá un infierno, en las haciendas azucareras, en los latifundios interminables; peor que esclavos viven las gentes… (Yáñez: 153-4)

En este nivel de análisis sabemos que el discurso de la IRC trasciende lo temporal gracias a que es el resultado de muchos discursos fundamentales que se han dado a través de su historia (historia milenaria); de ello también emana su poder y su influencia. De forma un tanto distinta, el discurso de la IRM, asciende gracias al arraigo paulatino que se va dando de los principios liberales y las situaciones socio-políticas de la época.

2.3.1.3. Los procedimientos de control de las condiciones de utilización
Tratan éstos de ordenar cotos, a través de reglas, de utilización de los discursos y de los sujetos que los profieran; por ello, la limitación de esos sujetos que puedan intervenir en los discursos. Se dan cuatro tipos en estos procedimientos: a). ritualización del habla; b). sociedades del discurso; c). doctrinas; y c). adecuación social del discurso. En estos procedimientos se tratará de hacer un análisis que no obedece rigurosamente al orden expuesto, ya que puede darse cierta simultaneidad en los mismos.
En Al filo del agua observamos que corresponde a la congregación religiosa el detentar la parte de mayor formalidad del discurso, pues se constituye en una poderosa agrupación que se sabe poseedora de la verdad, específicamente de la verdad considerada divina. Hay un discurso ritualizado y verdaderamente institucional y éste es el de la Iglesia Católica. Obviamente que éste no puede ser identificado como una forma de lenguaje secreto, debido a su institucionalización, pero sí reservado a los sujetos sociales que se han constituido en prelados. Además, debe tenerse en cuenta que el asumir funciones sagradas solamente está destinado a los consagrados, tal es el caso de la celebración de ciertos actos litúrgicos o sacramentales –especialmente la eucaristía y la confesión- la oración en lengua latina –que es una de las formas que más proyectan la limitación de la participación en el discurso-, la prédica y el consejo como patrimonio de una conducción espiritual. Asimismo, debe considerarse que hay una relación inherente entre lo que se dice y lo que se hace, entre el discurso, sobre todo el discurso sagrado, y la ritualidad, a partir de una doctrina milenaria que el prelado líder del lugar encuentra como privativa de funciones sacerdotales:

El cura y sus ministros pasan con trajes talares y los hombres van descubriéndose; los hombres y las mujeres enlutadas, los niños, les besan la mano. Cuando llevan el Santísimo, revestidos, un acólito –revestido- va tocando la campañilla y el pueblo se postra; en las calles en la plaza ( ) Severo y solemne también cuando predica sus sencillos discursos. Severo y solemne, sin énfasis alguno. Con la majestad del que se sabe instrumento del verbo eterno. Severo y solemne, inflamado, airado algunas veces; otras lloroso, tierno; siempre conmovedor. Tampoco en sus sermones hay rutina, sino la vena de renovado sentimiento y la certera elocuencia del que vive lo que dice, aun lo menos importante. (Yáñez: 5, 42)

Por su parte, quienes detentan el discurso de lo que hemos identificado como la IRM, en contraste con el discurso de la IRC, no poseen la formalidad de lo institucional, pues es, como el título de la novela lo trasluce, algo que se está gestando. No se puede afirmar que el fundamento del discurso es la improvisación o la poca fundamentación de las ideas, sino que corresponde el discurso a postulados ideológicos provenientes del liberalismo y a una visión del ámbito del momento –ámbito completamente conservador fundamentado en la IRC-, y que puede ser modificado por otra percepción de la realidad.
La expresión “al filo del agua” no es apocalíptica, ya que no está en el límite del final del tiempo sino en el límite del principio, por lo que debe verse como el movimiento y el cambio, la revolución como un acontecimiento extremo que cambiará la vida. Así, el discurso de los que en la obra de alguna manera representan a la IRM, tiende a la expresión subversiva en relación con estructuras sociopolíticas imperantes y, obviamente de la IRC. Aunque el discurso de la IRM parte, hasta ese momento, de la falta de una concreción en el ámbito social -concreción que tampoco la IRC ha logrado debido a la doble moralidad que ha prevalecido entre su feligresía- y de la construcción de una institucionalidad como el discurso de la IRC ha forjado, el discurso –o los muchos discursos- del IRM es parte de un “discurso social soterrado que revive las tradiciones orales, los modos iniciales del habla y el autentico ser americano remarcados sobre discursos tradicionales cosmopolitas y desarraigados” (Favi, 2000). Por tanto, en contraposición al discurso de la IRC, el de la IRM es un discurso que se abre para la divulgación de las ideas revolucionarias, posee cierta espontaneidad y, por lo mismo, evita su ritualización:

No padrecito, dispénseme mucho, lo que sucede es que al volver nos damos cuenta de las injusticias y mala vida que acá sufre la gente. ¿Por qué un cristiano ha de sudar todo el día para que le den unos cuantos cobres?” ( ) Yo no voy a negarle que se pasan muchos trabajos en los Estados Unidos; pero también se vive con comodidades y libertad ( ) y cuando uno se vuelve, no más llega a la frontera, ve lo distinto que lo tratan los mismos paisanos, y se desilusiona. (Yáñez: 152-153)

Respecto del procedimiento referente a la selección del sujeto que habla, debemos, primero, establecer que existe en el plano del discurso, por parte de la IRC, un sujeto del discurso que posee todas las prerrogativas que otorga el derecho privilegiado del sujeto que habla.
Se debe tener en cuenta que después de ciertas décadas, y pese a las Leyes de Reforma, el porfirismo y la Iglesia Católica pudieron limar muchas asperezas, incluso, Porfirio Díaz aparecía como un gobernante e interlocutor idóneo para que la Iglesia, de manera prudente pero resuelta, emprendiera lo que podría llamarse una segunda evangelización que restaurara los valores inherentes perdidos para la cristiandad, bastante golpeada y censurada por medio siglo de liberalismo. Al cabo de varios años, esta pasiva tutela porfirista se convirtió, por una parte, en una implícita alianza, y por otra en un lastre que impedía su acción organizadora y que contradecía su imperativo de evangelización; no obstante, la institucionalidad de la Iglesia se formalizaba en una especie de alianza con el poder político, y por ello, con mayor razón, el sentido de legitimidad y fortaleza que se establecía en la conducción exclusiva de la grey. En todo ello, el padre Martínez tiene el cometido más grande:

Allí estaba el pueblo subterráneo, que podría estallar si los ejercicios no lo refrenaran. Los pecados en desfile se parecían unos a otros y la experiencia de los confesores no se sorprendía. Pero esta noche las orejas eclesiásticas escucharon cosas extrañas alarmantes: -“Acúsome de recibir y propagar periódicos que hablan mal de Dios Nuestro Señor, de la Virgen, del Santo Padre y del clero.; también novelas que hablan de amores, que se las he prestado a una prima…) ( ) “ –“El pueblo está rodeado de peligros, en estado de sitio, y dentro hay gentes del Enemigo. ¡Hay de aquel por quien nos venga la desgracia! Más le valiera atarse al cuello una piedra de molino y echarse a las profundidades del océano…” Extrañamente parecía predicar los sermones de la muerte, el juicio y el infierno.” (Yánez: 66-67).

Por parte de la IRM, existen sujetos que, en primera instancia, se ven relegados a una forma de exclusión, situación que paulatinamente irán venciendo gracias a la conquista de un espacio que se abre con los habitantes del pueblo, a un poder que vence la exclusión originada por el discurso de la IRC y les otorga el derecho de ir planteando sus argumentos, su ideología en igualdad de condiciones respecto del discurso de la IRC. Por ello, el proceso discursivo que surge en la IRM posee un movimiento contrario al de la IRC, en tanto principios distintos y, por lo mismo, llega a poseer una importancia e influencia tal que, incluso, los sacerdotes del lugar, Martínez y Reyes, deben participar en un debate que tiende a cambiar las cosas inevitablemente y que involucra a la feligresía:

Los oídos atentos pudieron escuchar en la calle la voz del Padre Reyes; luego –también-, la del señor cura, mediadores entre las demanda de los levantados y la renuencia de los pudientes a quienes algo se les exigía: cooperación en el préstamo forzoso, devolución de bienes mal habidos, de intereses usurarios cobrados a la fuerza, requisa de armas y caballos, de monturas y víveres. (Yáñez: 378)

En este nivel de análisis se puede concluir que no existe un predominio definido entre la IRC y la IRM, sobre todo en el momento culmen de la novela, pues antecede un ascenso progresivo del discurso de la IRM que lo coloca en igualdad de circunstancias con la IRC, lo que anula cualquier relación intersubjetiva de subordinación:

Vientos que traen la cizaña, cizaña ellos mismos, más perniciosa que la de los arrieros. (Ya no digamos la sangría en las familias, en los campos. No se sabe que sea peor: la ausencia o el regreso). –“Peor es que vuelvan” –dice la mayoría de las gentes. –“Ni les luce lo que ganaron.” –“Y aunque les luzca ya no se hallan a gusto en su tierra.” –Muchos ya no quieren trabajar, todo se les va en presumir, en alegar, en criticar.” –“En dar mal ejemplo, burlándose de la religión, de la patria, de las costumbres.” –“En sembrar la duda, en hacer que se pierda el amor a la tierra, en alborotar a otros para que dejen la patria miserable y cochina.” –“Éstos son los que han traído las ideas de masonería, de socialismo, de espiritismo.” –“Y la falta de respeto a la mujer.” –“Pendencieros.” –“Eso, eso principalmente, pendencieros.” –“Faltos de temor de Dios ¿para qué decir más?” –“Y mientras más son, más se crecen, a nadie ya dejan vivir en paz: a los ricos por ricos, a los pobres por pobres; no quieren que nadie se les ponga por delante.” –“Pobre pueblo, pobre país.” (Yáñez: 151)

Yo le digo a usted, padrecito, que esto no puede seguir así; tarde o temprano los pobres se han de aburrir y a bien o a fuerzas las cosas tienen que cambiar. Hablando con franqueza, sí, sí es preferible que los gringos vengan y nos hagan vivir otra vida como la suya y no ésta, que no es vida; ¿quién la goza? Dígame usted; los pobres, no, los ricos tampoco, que ni saben para lo que sirve el dinero; las mujeres todo el tiempo trabajando, como esclavas, teniendo familia, siempre vestidas de negro, siempre aterrorizadas (Yáñez: 154)


3. CONCLUSIONES

Hemos clasificado a Al filo del agua de Agustín Yáñez como creación literaria perteneciente a la Novela de la Revolución, ya que ésta se inscribe en el panorama de obras o textos narrativos que se inspiran en el movimiento social mexicano que va de 1910 a 1920, y narran acontecimientos, hazañas y episodios revolucionarios.
Si bien Al filo del agua no fue una novela realizada específicamente en el período mencionado, es un texto que describe, focalizado en una zona de la geografía mexicana, el inicio de la épica revolucionaria. El hecho de que la obra de Yáñez se realice en la década de los cuarenta no impide su clasificación como Novela de la Revolución, pues se reconoce su prioridad de asumir la problemática social y política que dieron origen al movimiento armado mexicano. Al filo del agua posee un lugar entre los diferentes textos de temática revolucionaria y que crean toda una tendencia narrativa en México. En este caso, la relación existente entre las obras de la Novela de la Revolución se realiza a partir de aspectos temáticos, sobre todo los de índole socio-político.
Partimos en nuestro análisis de que Al filo del agua es una novela con una fuerte propensión a la proyección del discurso de una ideología religiosa católica (IRC), por una parte, y, por otra, del discurso de la ideología de la Revolución mexicana (IRM), por lo que existe una evidente oposición entre ambos, debido a las premisas en las que estas ideologías se fundamentan.
Para especificar esta oposición, se procedió a establecer un tipo de análisis que nos llevara a la comprobación de que los objetos discursivos del IRC se confrontan con los objetos discursivos IRM, es decir, se contrastaron los dos tipos de discurso ideológico en la perspectiva del poder: sobre el abuso de poder o dominación, por la parte del discurso del IRC, y la posibilidad de transformación de ese abuso o dominación, que en la obra representa la IRM.
El tipo de discurso de Al filo del agua nos posibilitó el abordar el análisis en su nivel de producción (Foucault), y hacer trascender la obra con lo socio-histórico-cultural-político. Por ello, la perspectiva del trabajo se estableció en el análisis del discurso en su nivel de formación ideológica y discursiva.
Los tipos de discurso que sobresalen el Al filo del agua son prácticas sociales pertenecientes a un ámbito social determinado. Pero, también los discursos que se suscitan en la novela son formas de mediación social, ya que permiten la interrelación de los sujetos, elaboradas en un ámbito determinado: el de un pueblo del estado de Jalisco –que puede prolongarse a ámbitos mayores- en una determinada época. Entonces, en el presente análisis fue posible distinguir, no obstante su pertenencia primaria a una función estética, los discursos tanto de la IRC como de la IRM como formas de prácticas sociales, ya que se insertan en la vida social, histórica y cultural.
Tanto en el discurso de la IRC así como en el de la IRM, se denota una influencia entre los sujetos que detentan sus respectivos discursos y el contexto, es decir, hay, no obstante que los discursos en cuestión son intratextuales –que pertenecen al ámbito de la literatura- una relación del individuo con su grupo social. Por este motivo, nos percatamos que existe una influencia, una forma de obediencia pasiva de los que se identifican o están determinados por la ideología de la IRC, a las estructuras de grupo y al grupo social o cultura en donde este discurso impera, sobre todo si se toma en cuenta que en la teoría el discurso mismo lo supone. De igual manera, existe una contribución por parte de algunos sujetos para construir o cambiar ese contexto socio-político y cultural, prueba de ello es el surgimiento del discurso de la IRM, que se proyecta como contrapeso del discurso y de los ámbitos fomentados por la IRC; así, el discurso y los sujetos o usuarios tanto de la IRC o de la IRM tienen una confluencia con el contexto socio-político y cultural descrito en la novela de Yáñez.
En el análisis de Al filo del agua comprobamos que el discurso literario no es únicamente un hecho o manifestación estéticos aislados, sino un conjunto de expresiones que guardan estrecha relación con un entramado cultural. Concretamente, hemos otorgado a la obra de Yáñez su condición de expresión cultural: en Al filo del agua, se descubren relaciones del texto o discurso con diferentes niveles, que van desde los lingüístico-dialectales hasta los sociales e históricos, insertas en ella las ideologías, tanto de la IRC como de la IRM.
De ocho propuestas que hay sobre las condiciones de producción de los discursos, el análisis de la novela de Yáñez estuvo basado en las condiciones de posibilidad de emergencia de los discursos, lo que lleva a las siguientes conclusiones:
Primero. En cuanto a los procedimientos de exclusión, basado en nuestro análisis a partir del tabú del objeto, en Al filo del agua este tabú recae, a través del discurso de la IRC, en el de la política y el de la sexualidad: se conciben como prohibidas ideas socio-políticas que, en su momento, aparecen como subversivas o peligrosas para la IRC; asimismo, aquello que tenga que ver con la sexualidad, y que repercute en la moralidad del pueblo. En contraste, el discurso de la IRM, cuestiona el discurso de la IRC, realiza la crítica a ese tabú del objeto, ya que contraargumenta lo que ellos consideran el engaño y la hipocresía de este discurso que repercute en el pensar y actuar de la gente. Es posible afirmar que la IRM, al no respetar el tabú de los asuntos políticos, los tematiza y los libera de su estatus de tabú.
Segundo. En relación con los procedimientos de control interno, y su principio de clasificación –que es el único al que se hace referencia en este apartado- podemos comprobar que en Al filo del agua predominan dos tipos de discursos fundamentales: el religioso, en este caso representado por la IRC, y el político, representado por la IRM. En ambos discursos existe el aspecto de lo ideológico, ya que éstos justifican a instituciones o a grupos sociales. Por tal motivo, encontramos en la Iglesia la aspiración por perpetuarse en el poder, así como el deseo de la consecución de ese poder por parte de los grupos que simpatizan con la Revolución. Es importante remarcar que en ambos discursos encontramos influencias de discursos anteriores que fundamentan el discurso presente y sus aspiraciones. En el caso de la IRC, los discursos fundamentales pertenecen a la tradición cristiano-católica, en los que sobresalen los ejercicios ignacianos; los discursos que inspiran a la IRM son, sobre todo, de tipo liberal.
Tercero. Sobre los procedimientos de control de las condiciones de utilización, en Al filo del agua observamos que corresponde a la Iglesia Católica el saberse poseedora de una verdad considerada divina. Su discurso es ritualizado y verdaderamente institucional y administrado por sujetos sociales que ostentan la condición de prelados. Por otra parte, en el discurso de la IRM no podemos identificar una formalidad institucional como la de la IRC, pues se traduce como un discurso y una situación que se gestan a partir del ámbito socio-cultural y político imperante: es un discurso emergente, y por lo mismo, no tiene la tradición que posee el discurso de la IRC. El discurso de la IRM es el fundamento ideológico para el cambio de vida social y política. Por tanto, los dos discursos contrastan por su grado de institucionalización: el de la IRC por su condición milenaria y de carácter conservador, el de la IRM por su carácter emergente y contestatario. Por este motivo se puede apreciar la institucionalización del discurso de la IRC, y el intento de institucionalizar del discurso de la IRM –en el tiempo histórico de la obra-, lo que establece la oposición entre la permanencia y el cambio.
Cuarto. Respecto del sujeto que habla, se descubre en el plano del discurso de la IRC, sujetos sociales del discurso que poseen todas las prerrogativas que otorga el derecho privilegiado del sujeto social que habla: Dionisio María Martínez y sus prelados. Por parte de la IRM, los sujetos sociales son, en un primer momento, seres un tanto excluidos. No obstante esta situación inicial, su estatus como sujetos sociales con un discurso propio se irá ganando progresivamente al asumir una posición crítica en relación con el discurso de la IRC, y al ganar espacios de opinión y actuación con la gente del pueblo.
Concluimos que los discursos de la IRC y de la IRM en Al filo del agua poseen características propias. El discurso de la IRC es hegemónico, sobre todo si se toma en cuenta el momento histórico que tiene como referencia la obra, mientras que el discurso de la IRM pretende una hegemonía que irá ganando paulatinamente. Ambos son ideológicos, pues son formas de pensamiento que justifican el actuar y conducen a sus respectivos grupos sociales.
Por ese carácter ideológico y contrastante hay una tendencia de invalidación de los argumentos en ambas direcciones. El contraste se establece en un plano en el que se confrontan los argumentos de quienes se erigen como representantes –y algunos miembros de la feligresía- de la Iglesia Católica, por una parte y, por otra, aquellos que expresan posiciones sociales y políticas novedosas, en relación con la posición conservadora del clero y de la visión socio-política del momento. Asimismo, existe en esta oposición, la distinción de valores negativos mutuos. La IRM distingue valores completamente negativos a partir del poder y el dogmatismo autoritario y cerrado que detenta la IRC; de manera contraria, la IRC atribuye valores negativos a la IRM, por identificar en ésta la causa de la subversión y germen de la transmutación de los valores cristianos. En ambas formas ideológicas, el uno para el otro descubre valores negativos, a partir de sus concepciones sobre lo que es positivo social e históricamente.


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